martes, 29 de diciembre de 2015

Presbicia o vista cansada



La presbicia o vista cansada es una disminución de la capacidad de enfoque del ojo que provoca una pérdida de nitidez en la visión cercana. Suele producirse a partir de los 40-45 años.

¿Por qué se produce?

Se debe a una pérdida de elasticidad del cristalino, la lente natural del ojo que se encuentra entre la córnea y la retina. El cristalino tiene la capacidad de acomodación, es decir, de enfocar los objetos en función de la distancia a la que se encuentran. Podría decirse que es como el “zoom” de una cámara fotográfica. Con la edad, el cristalino pierde elasticidad y capacidad de enfoque, dando lugar a la vista cansada.

¿Cómo se manifiesta?

Las personas con vista cansada tienen dificultades para enfocar imágenes cercanas, lo que provoca una sensación de que las letras “bailan” o están borrosas. La presbicia puede originar dolor de cabeza al fijar la vista durante mucho tiempo en un libro o en la pantalla del ordenador.

Presbyopia can cause headaches.
La presbicia causa dolor de cabeza

¿Cómo se puede prevenir?

Al ser un problema asociado al envejecimiento del ojo, la presbicia no se puede prevenir. Es importante revisar periódicamente la visión a partir de los 40 años, etapa en la que pueden empezar a aparecer enfermedades oculares relacionadas con la edad.

Paciente con el Dr. Elies
Paciente con el Dr. Elies, Departamento de Córnea y Cirugía Refractiva del IMO

¿Cuál es el tratamiento?

La presbicia no se cura, aunque existen diferentes métodos para compensar la pérdida de acomodación o capacidad de enfoque del cristalino.
Habitualmente la presbicia se corrige con gafas.
Existen diferentes tipos de lentes según las necesidades de cada paciente:
  • Bifocales: graduación para corregir la visión de lejos y de cerca
  • Trifocales: enfoque de lejos, distancia media y cerca
  • Progresivas: la parte superior del cristal sirve para la visión de lejos, la inferior para la cercana, y la central tiene una graduación progresiva abarcando todas las distancias
  • Ocupacionales: la parte superior del cristal sirve para la visión a distancia intermedia y la parte inferior para la visión cercana. Especialmente indicadas para personas que pasan muchas horas delante del ordenador.
Asimismo, cada vez son más las opciones quirúrgicas para reducir la dependencia de las gafas y poder prescindir de corrección óptica.
Existen varios tipos de cirugía para la presbicia:
  • Cirugía láser: consiste en moldear la córnea para modificar su asfericidad y aumentar la profundidad de foco, compensando la pérdida de acomodación del cristalino.
  • Implante de lentes intracorneales: estas lentes se colocan centradas en la córnea e, igual que la cirugía láser, inciden en la curvatura corneal para aumentar la profundidad de foco y combatir la dificultad para enfocar en la visión cercana.
  • Implante de lentes intraoculares: procedimiento similar al que se utiliza en la cirugía de catarata y que consiste en sustituir el cristalino por una lente intraocular que, a partir de cierta edad, cumple su función de manera más efectiva. Existen diferentes tipos de lentes intraoculares.
Para determinar el tratamiento o cirugía adecuados, es muy importante realizar un estudio personalizado del paciente para detectar otros factores clave como la edad, la profesión o las preferencias personales.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Lo que comemos afecta a nuestro estado de ánimo



“Existen alimentos que son beneficiosos para nuestra salud que además mejoran nuestra energía y nos hacen  más fuertes y positivos psicológicamente”, afirma Ildefonso Muñoz Herrera, psicólogo de Hospital Quirón Campo de Gibraltar.

Solo hay que recordar, explica Muñoz, que “cuando nos encontramos de buen humor nuestro apetito aumenta y cuando nos enfrentamos a una situación muy negativa o de gran tensión nuestro apetito disminuye, aunque muchas veces solemos pagar con un atracón de comida un estado de ánimo negativo”.
La especialista nos desvela cómo nuestro cuerpo se estimula de distinta manera según la ingesta de diferentes alimentos y cómo podemos mejorar nuestros hábitos para tener una buena nutrición.
“El sistema nervioso utiliza para comunicarse entre sí unas sustancias químicas que se llaman neurotransmisores que se crean y sintetizan a través de lo que comemos. La serotonina es un  neurotransmisor que influye directamente en el estado de ánimo, por este motivo debemos seleccionar muy bien que comemos”, comenta el especialista.
Asimismo, existen alimentos ricos en triptófano que ayudan a aumentar el nivel de serotonina, como explica Ildefonso Muñoz, entre los que se encuentran: huevos y lácteos, cereales y semillas de girasol, arándanos y moras, legumbres, pescado azul, frutas y verduras o las carnes rojas.
Otro alimento que ayuda a nuestro cerebro es el chocolate negro, apunta el especialista, que aumenta los niveles de endorfinas, coloquialmente llamada la “hormona de la felicidad”. En cantidades controladas y ajustadas a un consumo normal y responsable posee efectos tanto orgánicos como psicológicos.
Asimismo, continúa, “la fruta de temporada, como las fresas, los melocotones o los nísperos, ayudan a aumentar estos niveles de una manera muy positiva, aunque las frutas estrellas son los aguacates y los plátanos, ricos en omega3, fósforo y vitamina B. Elevados niveles de este aminoácido, contribuyen también a la adecuada regulación del sueño, de procesos emocionales y cuadros de ansiedad”.
La deficiencia de triptófano provoca ser más vulnerables al estrés, al insomnio, o al padecimiento de problemas relacionados con la ansiedad o problemas de estado de ánimo,
Por otro lado, también existen los alimentos negativos para nuestro cerebro, que son aquellos que nos ponen de peor humor y bajan nuestro ánimo aún sin darnos cuenta. Así, cantidades elevadas de azúcar refinado puede causar fluctuaciones de azúcar en la sangre que pueden provocar cambios de humor, desencadenando una cascada de reacciones químicas en el organismo que promueven la inflamación crónica y con el tiempo la alteración del sistema inmunológico, que está vinculado a un mayor riesgo de depresión.
También las grasas, sobre todo las transgénicas, presentes en la bollería industrial, patatas chips y comida procesada están muy relacionadas con problemas de depresión, donde los niveles de serotonina están en sus cotas más bajas.
Como resumen, concluye  Muñoz, “es conveniente llevar una alimentación equilibrada y saludable combinada con la práctica regular de ejercicio físico que ayuda a la producción de las endorfinas (hormonas naturales de nuestro cuerpo, del bienestar y del placer), habiéndose demostrado que personas que realizan ejercicio de manera regular tienen una salud mental mucho más idónea que aquellas personas con un estilo de vida sedentario, todo ello unido a otros hábitos de vida saludable como la reducción del consumo de alcohol y de tabaco”.
Referencial: Salud.es

viernes, 25 de diciembre de 2015

La felicidad no alarga la vida (la salud, sí)



Existe una creencia muy extendida que dice que las personas felices son más longevas, incluso algunos estudios han tratado de demostrar científicamente esta relación. Sin embargo, las cosas no son tan claras. Todo indica que no es la infelicidad lo que acorta la vida, sino la mala salud y factores de riesgo como el alcohol y el tabaco los que acortan la vida de las personas infelices. 

Para aclarar la conflictiva relación entre felicidad (o infelidad) y riesgo de mortalidad, un estudio británico ha analizado los datos de un millón de mujeres (participantes del llamado UK Million Women Study) incluidas en el trabajo desde 1996 hasta 2001. Sus conclusiones se acaban de publicar en la revista The Lancet.



El análisis principal se realizó con 700.000 mujeres, con una media de 59 años, a las que se hizo un seguimiento de una década, con cuestionarios que medían, entre otras cosas, su felicidad y satisfacción vital. Durante los 10 años de estudio, 30.000 de ellas fallecieron.

Después de tener en cuenta factores sobre el estilo de vida de las participantes, los datos arrojaron una conclusión clara: la tasa de mortalidad era idéntica entre mujeres felices e infelices. Una observación que se repitió tanto para la mortalidad en general, como para causas específicas, como cáncer o enfermedad cardiovascular.

Uno de los autores principales del trabajo, el doctor Sir Richard Peto, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), explica que, a menudo, al hablar de felicdad y mortalidad se confunden causa y efecto. “Claro que las personas con una mala salud son más infelices, pero este estudio demuestra que la felicidad y la infelicidad, por sí mismas, no tienen un efecto directo en la mortalidad”.

Lo que el estudio sugiere es que hay ciertos factores que pueden causar infelicidad en las mujeres (como una mala salud), pero serían esos problemas y no la infelicidad per se la que aumentaría el riesgo de fallecimiento en estas personas.

De hecho, aclaran los científicos de Oxford, como ya han mostrado investigaciones previas, las mujeres que se autodefinían como más infelices en los cuestionarios solían tener peor estado de salud, eran fumadoras con más frecuencia y practicaban menos ejercicio físico que las más dichosas. A cambio, entre las que se mostraban más satisfechas con su vida solían ser mayores, más en forma, tener pareja, dormían bien, pertenecían a un grupo religioso y participaban en actividades sociales.

En particular, aquellas con algún problema de salud relacionado con la ansiedad y la depresión solían puntuar peor su propia salud y, en consecuencia, se mostraban menos felices.

En un comentario en la misma revista, Philipe de Souto Barreto e Yves Rolland, del Instituto del Envejecimiento de Toulouse (Francia), recuerdan que algunos estudios han demostrado que existen diferencias entre hombres y mujeres en el modo en que perciben la felicidad, pero también entre la asociación entre felicidad y mortalidad. Por eso apuestan por ahondar en estas diferencias en futuros trabajos, pero también porque se tengan en cuenta diferencias culturales.

A su juicio, además, en el futuro, los estudios sobre felicidad deberían poner el foco más en los indicadores de salud (por ejemplo, cómo influye en el desarrollo de demencia) que en la mortalidad propiamente dicha.

Fuente: Elmundo.com


miércoles, 23 de diciembre de 2015

Medicamentos: cómo evitar los efectos secundarios


Alivian el dolor, combaten las infecciones y nos ayudan a controlar muchas enfermedades. Los medicamentos mejoran considerablemente nuestra calidad de vida pero, si no se utilizan correctamente, también pueden provocar algunos efectos indeseados.

Hacer un buen uso

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 50% de los pacientes no toman su medicación de forma correcta. Los errores más frecuentes son el uso excesivo, insuficiente o indebido de los mismos. Para evitarlo, hay que tener en cuenta una serie de puntos.


SEGUIR LA INDICACIONES.

Si no queremos tener problemas, lo primero que hay que hacer es no modificar el tratamiento que nos haya prescrito el especialista.

Cantidades. Nunca hay que aumentar o reducir por nuestra cuenta la dosis indicada. Si creemos que un fármaco no nos sienta bien, es mejor consultar con el médico antes de hacerlo.

Momento del día. En ayunas, después de comer... es muy importante seguir estas indicaciones no sólo para conseguir una mayor eficacia del fármaco, sino también para evitar efectos secundarios.

Duración. Aunque no se haya obtenido la mejoría esperada, nunca hay que prolongar la toma de un medicamento más allá del tiempo que haya indicado el médico. Tampoco se puede hacer lo contrario, es decir, interrumpirlo por encontrarse mejor, sobre todo cuando se trata de antibióticos.

LEER EL PROSPECTO.

Es muy importante hacerlo, sobre todo si es la primera vez que se toma un determinado, fármaco. Es la mejor forma de saber al detalle las normas de uso, sus posibles efectos secundarios, la interactuación con otro tipo de medicamentos, etc.

CONSERVARLOS DE FORMA CORRECTA.

En el prospecto también encontraremos el lugar donde deben guardarse (en un ambiente seco, en la nevera, etc.) para que se mantengan en óptimas condiciones. Además, es importante revisar el botiquín de forma periódica (cada 6 o 12 meses) para comprobar las fechas de caducidad y el buen estado de los fármacos que almacenamos.

PROBLEMAS FRECUENTES

Estos son los trastornos más habituales que pueden causar los medicamentos.

ALERGIAS.

Hay personas que, tras la toma de determinados fármacos, sufren síntomas como reacciones cutáneas (urticaria, erupciones, etc) y neurológicas, etc.). respiratorias (asma, subilancias...) y neurológicas (mareos, vértigo...). Los fármacos que producen más reacciones son la penicilina, las sulfamidas, los anticonvulsivos, la insulina y las sustancias de contraste con yodo.

Ante una reacción alérgica, el primer paso es acudir a un centro de urgencias, ya que puede evolucionar aun "shock" anafiláctico. Para aliviar los sintomas, se pueden tomar antihistamínicos, corticoides, etc. Si es alérgico a un medicamento hay que comunicárselo al médico antes de que nos prescriba cualquier fármaco.

TRASTORNOS GASTROINTESTINALES.

Los antibióticos, al alterar la flora intestinal, pueden producir diarréa; los suplementos de hierro o los antihipersensitivos, estreñimiento; los antinflamatorios no  esteroides (ibuprofeno, diclofenaco), acidez de estómago...

Además de tomarlos en las dosis adecuadas, se pueden aliviar las molestias tomando yogur durante los tratamientos de antibióticos, seguir una dieta rica en fibra si se sufre estreñimiento, y, en el caso de la acidez, ingerir los fármacos después de las comidas.

DEPENDENCIA.

Tiene lugar cuando, debido a la pérdida progresiva de la eficacia del medicamento, el consumidor se ve obligado a aumentar las dosis para obtener mejoría. Además, hay fármacos que cuando dejan de tomarse, pueden provocar la aparición de síntomas desagradables (síndrome de abstinencia). Los ansiolíticos, los somníferos, los derivados de la morfina y algunos antidepresivos son los medicamentos que más producen este efecto.

Es importante seguir las pautas que establezca el especialista, ya que, si caemos en la automedicación, el riesgo de sufrir estos problemas es alto.

Referencial: Revista semanal Pronto



martes, 22 de diciembre de 2015

'La pobreza infantil en España es una emergencia de salud'

EVIDENCIA CIENTÍFICA :   Un Informe alerta de los riesgos



  • Un informe de Sespas denuncia los daños sobre la salud que genera la pobreza infantil
  • Los estudios científicos muestras los efectos a corto y largo plazo de la discriminación.
  • Los expertos solicitan al Gobierno que cree un gabinete de crisis para este problema


Desde 2007, el número de familias con menores que tienen que acudir a organizaciones no gubernamentales para cubrir sus necesidades básicas se ha triplicado. Nuestro país ocupa el puesto número siete de 41 en crecimiento de la pobreza infantil entre 2008 y 2012, según un informe de Unicef. Esta situación es la que vuelve a denunciar ahora la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (Sespas) en un informe en el que advierte del grave daño que la privación y la desigualdad social dejará en la salud de los niños a lo largo de su vida.

«Hemos revisado la evidencia científica que hay y lo que queremos es darla a conocer. 

Lo que sabemos por estos estudios es que cuando hay exposición en la infancia a privaciones materiales hay peores resultados en salud a corto, medio y largo plazo», afirma Luis Rajmil, técnico superior en la Agencia de Evaluación de Tecnologías e Investigaciones Médicas (AATRM, según sus siglas en catalán), colaborador en el Instituto de Investigación del Hospital del Mar-IMIM y uno de los autores de este informe.

El porcentaje de menores que viven con todos los miembros de su familia sin empleo ha aumentado del 6,5% en 2008 al 13,8% en 2012. Según el último informe de Unicef, en esa franja de tiempo la población infantil en riesgo de pobreza ha pasado del 28,2% al 36,3%, siendo España uno de los países con un mayor porcentaje de menores en esta situación.

Datos. En 2013, 2.306.00 niños en España vivían bajo el umbral de pobreza, según Unicef

«Un gobierno tiene que ir con un cuadro de mandos, preveyendo lo que va a ocurrir en un futuro para paliarlo y este cuadro de mandos en salud es plantearse lo que puede pasar  después. Está bien que se destinen recursos para el ébola, pero la pobreza infantil es una emergencia de salud porque estamos seguros de que va a causar problemas a medio y largo plazo si no se hace ahora algo para poder solucinarla», asegura Ildefonso Hernández, presidente de las Sespas y catedrático de Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández de Alicante.

Y lo que dicen los estudios científicos, que también remarca Hernández, es que una mala nutrición junto con una situación social discriminatoria «están asociadas a más problemas mentales -ya empiezan a ser llamativas las depresiones reactivas en la infancia-y a un mayor riesgo de meningitis y otras enfermedades infecciosas en la infancia por tomar alimentos fuera de tiempo. A medio y largo plazo, la mala nutrición se asocia con trastornos metabólicos como laDIABETES y otros asociados como los cardiovasculares», explica. Por último, una pobre alimentación se vincula con un deterioro en el desarrollo cognitivo: «niños que a los 10 o 12 meses tienen un alto cociente intelectual, en un entorno de pobreza se reduce esta capacidad, lo que perpetúa el ciclo de la pobreza», añade el presidente de la Sespas.

Desprotección. La proporción del PIB en España destinada a políticas de protección social de la infancia en 2011

Esta sociedad, que agrupa a 12 asociaciones científicas y médicas de toda España, no es la única que viene denunciando los riesgos para la salud de la pobreza infantil. David Taylor-Robinson, Margaret Whitehead y Ben Barr, expertos en Salud Pública, señalaban hace unos meses en la publicación científica Bristish Medical Journal que el número de niños y adultos que acuden a bancos de alimentos desde el comienzo de la crisis va en paralelo con el incremento de ingresos hospitalarios por malnutrición en el Reino Unido, que se han duplicado entre 2008 y 2012. La pobreza «tiene importantes implicaciones. 

Daña la salud infantil ahora, al igual que proyecta una larga sombra hacia adelante, dañando la salud en la edad adulta. El aumento de la pobreza entre las personas con discapacidad es probable que cause mayor exclusión social y aumente las desigualdades en salud», decían en su artículo.

Otro estudio, realizado por expertos de España, Canadá, Holanda, Suecia y Reino Unido -cuyos datos publicaba en 2014 la revista International Journal of Environmental Research and Public Health- reclamaba ante la evidencia del impacto de la crisis en la salud infantil  e informar de «la urgente necesidad de vigilar los efectos de la recesión global en la salud de los niños ellos para que se puedan ofrecer respuestas políticas adecuadas».


Sespas enumera en su informe algunas de las medidas que se podrían tomar al respecto. Una de ellas sería el mantener abiertos durante todo el año los comedores escolares para garantizar el acceso, como mínimo, a una comida diaria equilibrada a todos los niños en edad escolar. Otra propuesta es evitar los desalojos de familias con menores o garantizar el acceso a los suministros básicos de las familias con menores en situación de vulnerabilidad. 

«Estas propuestas no son muy costosas. Si el Gobierno se ha dado tanta prisa en pagar con más de 1.000 millones a ACS por el almacén Castor, esto tendría que ser más urgente. Creo que es una cuestión de prioridades políticas. Se tendría que crear ya un gabinete de crisis contra la pobreza infantil. Porque si no se hace ahora, no se va a poder solucionar», sostiene Hernández.

Referencial: El Mundo/Salud

6 claves para empezar de nuevo

Resultado de imagen de empezar de cero

1. Un pulpo y un garaje. Cualquier giro de guion exige un periodo de reflexión: aplícalo generosamente cual untuosa mascarilla capilar, pero... no te instales en él como si fuera una confortable chaise longue. Ahora estás perdida, sí, pero pasado un tiempo prudencial, saca la artillería pesada: talentos, encanto, experiencia... ¡sería un crimen desperdiciarlos! Apunta hacia un objetivo mentalmente motivador y... ¡dispara!
2. La batidora mental. Ya sabes lo que quieres hacer: volver a la universidad, ser madre, abrir un negocio, buscar empleo en otro sector... Tienes un objetivo capaz de moverte del sofá y ahora solo tienes que pasar a la acción sin perder un solo día, para perseverar, sigilosa como una pantera de Cartier. ¡Y no le des más vueltas! Solo conseguirás provocarte ansiedad. No esperes a estar bien para actuar: la ecuación funciona al revés, ¡actúa para sentirte bien!
3. Tictac, tictac. Estás sin novio y con el reloj biológico a punto de estallar: te agobias, pero te va a tocar relativizar. Sí, tu madre criaba hijos adolescentes a tu edad, pero hoy los treinta ya no son años de consolidación laboral o sentimental. ¡Ni los cuarenta! Y eso también es liberador. Cuestiona etapas impuestas, diseña las tuyas, no te enamores a la desesperada y si ser madre es prioritario para ti, valora la maternidad en solitario como una opción más.
4. Houston, tenemos un problema. Consuélate: nunca sufrirás como Escarlata O’Hara, capaz de reinventarse entre guerras, muerte y bailes con el más feo, y llorando mucho, eso sí. En otras palabras, que no te amilanen tus inseguridades ni las dificultades objetivas (a ver quién encuentra un trabajo fijo hoy). Planta cara a tus miedos y a los mantras con los que te sueles boicotear (“cómo voy a hacer eso”, “no podría”, “es tarde ya”...). ¡Envalentónate!
5. Mi madre me mata. En el despegue desde el cero patatero –nunca es tal, siempre partes de tu experiencia–, la clave la tienes tú. Pero la tajada es sabrosa, y amigos, primos, madres bienintencionadas y demás familia pueden lanzarse vertiginosamente en picado a opinar. Con la mejor intención, seguro. Pero vuestros intereses pueden no coincidir. Avanza de forma autónoma: eres tú quien elige hacia dónde vira tu vida.
6. Alerta naranja. Si tu chico te ha plantado, así, a bocajarro, activa el plan B de emergencia posruptura: es costoso, pero infalible. Acepta el dolor, pero evita, ¡ay!, la autocompasión y las conductas destroyer; aprovecha para vértelas sola (nunca está de más), activa la autocrítica (aprende, no te culpes), disfruta de gustos, aficiones e incondicionales... y vuelve al mercado más madura y tranquila: está rebosante de personas interesantes que descubrir.
Referencial: Revista Ana Rosa Quintana