sábado, 30 de enero de 2016

Ir al dentista no tiene que ser un trauma psicológico

Muchas personas temen la hora de ir al dentista

Muchas personas tienen miedo de ir al dentista, pero en algunos casos el temor se transforma en fobia, algo que les incapacita a ir a vigilar la salud de su boca y que puede condicionar su vida. Ahora, según investigadores del Kings College de Londres (Londres) parece que puede haber una solución: la terapia cognitiva conductual puede ayudar a muchas personas con una fobia dental a superar su miedo de visitar al dentista y así recibir tratamiento sin la necesidad de ser sedado.
Las personas con fobias dentales suelen evitar ir al dentista y terminan experimentando dolor dental más, peor salud oral y un efecto negativo en su calidad de vida. Algunas estimaciones sugieren que alrededor de una de cada diez personas sufre de fobia dental. Existe un verdadero pánico generalizado en la población a acudir al dentista. Este pavor parece incrustado ya en el ADN de algunas personas, pero casi siempre es exagerado, e incluso infundado, y se basa en una negativa y puntual experiencia personal anterior.
A lo largo del tiempo las razones han podido ser varias para consolidar este miedo al dentista, «algunas son objetivas pero otras no tanto», reconoce Antonio Bujaldón, de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA). Históricamente los recursos que se han empleado para el cuidado de la salud bucodental han sido agresivos y molestos para el paciente, una tendencia que se ha ido variando sustancialmente en las últimas décadas. «Hace tiempo los métodos que disponían los dentistas para realizar su tarea no eran satisfactorios y provocaban dolor», apunta Bujaldón. «Esto –asegura- ha hecho que una gran parte de los pacientes que tienen pánico al dentista sean personas mayores que pasaron por malas experiencias en sus visitas al dentista».
Lo cierto es que la realidad refleja claramente que estas personas con un miedo al dentista suelen demorar la visita a la consulta lo más posible; de hecho, asegura Bujaldón, «terminan acudiendo finalmente, pero con problemas más graves y con la necesidad de realizar tratamientos complejos y más molestos desde el punto de vista clínico pero, a su vez, también más costosos».

La terapia cognitivo conductual que proponen los investigadores británicos cuyo trabajo se publica en «British Dental Journal» es una terapia a corto plazo, por lo general con una duración de 6-10 sesiones. Este tipo de terapia ha demostrado ayudar a una variedad de problemas psicológicos, sobre todo en la depresión y los trastornos relacionados con la ansiedad. Tanto las intervenciones cognitivas y conductuales han demostrado tener éxito en la reducción de la ansiedad dental y el aumento de la asistencia dental.
Sin sedación
En su estudio analizaron las características de 130 pacientes (99 mujeres y 31 hombres). Tres cuartas partes de los pacientes obtuvieron 19 puntos o más en la Escala de Ansiedad Dental Modificada (MDAS), lo que indica la fobia dental. El resto presentaba un temor específico a algún aspecto de la odontología: miedo a las inyecciones dentales y el taladro dental fueron los tratamientos más temido. Casi todos los pacientes (94%) tenían problemas con su dentadura o las encías, que condicionaba su calidad de vida.
Además, algunos de estos pacientes encuestados tenían otras condiciones psicológicas: un 37% tenía niveles altos niveles de ansiedad general y el 12% tenían síntomas clínicos de depresión.
Tras la terapia, el 79% se sometió a tratamiento dental sin necesidad de sedación y todavía un 6% precisaba sedación.
Según Tim Newton, del Instituto Dental del King College de Londres y autor principal del estudio, son las personas con fobia dental las que más precisan de sedación, pero así no superan su miedo. «Nuestro estudio muestra que después de un promedio de cinco sesiones con este tratamiento, la mayoría de las personas pueden ser tratadas por el dentista sin la necesidad de ser sedado».

Fuente: ABC Salud/psicología


sábado, 23 de enero de 2016

¿Porqué es tan difícil cambiar de hábitos?

Para lo bueno y para lo malo, los hábitos dejan una marca duradera en determinados circuitos cerebrales. Así lo sentencia una nueva investigación publicada esta semana en la revista Neuron. Según sus resultados, para alejarse de vicios como comer más dulces de los precisos cada día, hay que proponersenuevas costumbres que sustituyan las que se quieren eliminar y... Es cuestión de tiempo. Dejará de suponer un esfuerzo para convertirse en una parte más de la rutina.
Ya lo decía el escritor Charles Dickens y otros muchos filósofos: "El hombre es un animal de costumbres". Una afirmación cuyas bases moleculares y biológicas se explican ahora en el trabajo que acaba de presentar un grupo de científicos de la Universidad Duke (Durham, Carolina del Norte, EEUU).
El neurólogo y neurobiólogo Nicole Calakos, especialista en la capacidad del cerebro para adaptarse, y Henry Yin, un experto en modelos animales y conductas del departamento de Psicología y Neurociencia de Duke, decidieron unirse para profundizar en la comprensión científica de hábitos como tomar azúcar, fumar, comprar y otros vicios en el cerebro, con la idea de sugerir nuevas estrategias para suprimirlos. Conseguir "la forma de cambiar a los golosos", por ejemplo, apostillan los propios autores en su artículo.
Para ello, ambos expertos trabajaron con ratones sanos. Les habituaron al azúcar a través de un proceso que implicaba presionar una palanca para recibir pequeñas cantidades de dulces. Los animales que se engancharon mantenían presionada la palanca incluso después de que se retiraran las golosinas. Los investigadores compararon entonces los cerebros de los ratones que habían adquirido la costumbre con los que no lo hicieron. Estudiaron la actividad eléctrica en los ganglios basales de ambos grupos. Se trata de "una compleja red de áreas cerebrales que controla las acciones motoras y los comportamientos compulsivos, incluyendo la adicción a las drogas", señalan los investigadores.
De la misma manera, la creación de hábitos motores (como comer dulce) se produce en esta zona cerebral, gracias o por culpa de circuitos neuronales denominados go y stop, que son los responsables del registro de las costumbres.El primero lleva la señal que impulsa la acción y el segundo, al revés.
Los experimentos realizados en Duke demostraron que tanto los mecanismos gocomo los stop estaban más activos en los ratones que consumían azúcar, algo que los científicos no esperaban encontrar, ya que tradicionalmente se había visto que los circuitos stop suponían un factor de ayuda para prevenir determinados comportamientos. El equipo también descubrió que en los ratones golosos se habían activado antes las señales go. Sin embargo, en los cerebros libres de hábito, la señal stop precedió al goHasta la fecha, "no se habían estudiado la señales go y stop a la vez y en el mismo cerebro", puntualizan los expertos.
Según los análisis moleculares, las conductas repetitivas se convierten en un hábito y quedan registradas de forma tan duradera en el cerebro que se podía determinar qué ratones habían formado un hábito con sólo mirar muestras aisladas de sus cerebros en una placa de Petri.
De la misma manera que un hábito repetitivo se graba en el cerebro y facilita obligaciones como la de madrugar, también se pueden cambiar vicios como el exceso consumo de azúcar por otro hábito más saludable. Se trata de crear un hábito cerebral opuesto, a modo de contraataque. Los investigadores de Dukecomprobaron esta teoría en los ratones adictos al azúcar. Con el objetivo de romper su adicción, a estos animalitos se les recompensaba sólo si dejaban de presionar la palanca que anteriormente les proporcionaba el dulce. "Los que lo consiguieron tenían células go más débiles", puntualiza Calakos.

miércoles, 20 de enero de 2016

¿Qué es el copago en un seguro médico?


A la hora de contratar la póliza de un seguro médico, es importante que tengamos en cuenta sus coberturas y la posibilidad de copago, un elemento cada vez más habitual en muchas compañías aseguradoras que ofrecen servicios de salud; pero, ¿qué es el copago en un seguro médico?
Se define como copago esa pequeña cantidad de dinero que los usuarios de algunas pólizas deben abonar cuando usan un servicio médico y que puede ir desde 1 a 100 euros. En todos los casos, este importe se suma a la prima que se debe abonar el mes siguiente.
Además de saber qué es el copago en un seguro médico, es conveniente analizar por qué cada vez es más habitual su implantación. Esencialmente, por las ventajas que ofrece, tanto para los usuarios como para la compañía. Por una parte, es una manera muy eficaz de concienciar a los clientes de un seguro privado acerca de la necesidad de usar de manera responsable un servicio médico. Por otra, con esta distribución de los costes se evita la subida genérica de la prima, lo que resulta beneficioso para la mayoría de usuarios. Hay que tener en cuenta que cada vez somos más exigentes a la hora de cuidar nuestra salud, pero a la vez la economía familiar agradece que no tengamos que afrontar subidas de precio de los servicios contratados regularmente.
Este tipo de pólizas son especialmente adecuadas si buscamos una atención médica de calidad pero no somos personas que acudamos habitualmente al médico. Así, nuestra prima no aumentará, pero seguiremos disfrutando de los mismos servicios y el mismo cuadro médico que con una póliza sin copago. 
Eso sí, es importante que antes de contratar un seguro médico con copago nos aseguremos del coste de cada uno de los servicios médicos, ya que pueden variar mucho de una compañía a otra. Por lo general, cuanto más barato sea el precio de la prima, mayores serán los copagos. Por citar algunos ejemplos, una visita de medicina general puede representar el abono de 2 a 20 euros y una de asistencia especializada, entre 4 y 20, dependiendo de la póliza de seguro elegida.
Pero, saber qué es el copago en un seguro médico no es lo más importante, también hay que conocer cuáles son los principales aspectos positivos que éste ofrece. Podemos decir que, en esencia, son el coste mensual más reducido así como un coste mucho más barato de lo habitual de cualquier servicio médico que se solicite y la certeza de que decidimos acudir al médico porque realmente lo necesitamos.
Partiendo de estos conceptos básicos, podemos decidir si un seguro con copago encaja realmente con nuestro perfil de usuarios de servicios médicos, teniendo sobre todo en cuenta nuestro estado de salud y la cantidad a la que pueden ascender nuestros copagos en un corto período de tiempo.
Fuente: Salud/Seguros Mapfre

lunes, 18 de enero de 2016

Riesgos psicosociales, asignatura pendiente en salud laboral


¿La ansiedad, el estrés o la decepción te agobian en el trabajo? Y lo peor de todo… ¿esos problemas afectan a tu vida personal? Es posible que tu entorno laboral no sea cien por cien saludable. La Ley de Prevención de Riesgos Laborales ha cumplido dos décadas, pero el bienestar psicosocial es su asignatura pendiente

Infografía realizada por Miriam Muñoz para Efesalud.com
Tras 20 años con la Ley de Prevención de Riesgos Laborales en marcha, la doctora en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, Inmaculada López, especialista en psicología diferencial y del trabajo, hace balance de su eficacia en las empresas.
Las compañías no tienen grandes problemas para aprobar en materia de salud laboral en los aspectos físicos, ambientales y de seguridad, pero flojean en apartados como el riesgo psicosocial; sin embargo, la tendencia por crear un clima saludable es una de las estrategias que, poco a poco, se van implementando en numerosas empresas, buscando mejores evaluaciones en los índices de reputación y en la valoración interna de sus propios empleados.
Inmaculada López asegura que las últimas encuestas sobre gestión de riesgos laborales -a nivel europeo- ponen de manifiesto que más del 80% de los empresarios están preocupados, casi por igual, en la dificultad que tienen para gestionar sus tareas, como en la falta de apoyo social con el que cuentan en su entorno de trabajo, es decir lo bien que se sienten los trabajadores.
Como consecuencia, el estrés laboral, dice esta experta, ”se sitúa como segundo problema de salud más frecuente en Europa relacionado con el trabajo”, una alteración que cuesta unos 136.000 millones de euros al año.
Asimismo, más de la mitad de los gastos, aproximadamente el 57%, son de tipo indirecto; pérdidas de jornadas laborales y de productividad.

La ley en profundidad

Gracias a la Ley de Prevención de Riesgos Laborales se está produciendo un cambio conceptual y cultural, de hecho incluyó por primera vez el término “riesgo psicosocial“.
Inmaculada López. Cedida por ella misma.
Los principales avances de la ley son:
  • Antes se contaba con leyes de enfoque reactivo: actuaban cuando se producía el accidente de trabajo.
  • Ahora son de enfoque preventivo: analizan y minimizan los riesgos existentes en los lugares de trabajo con el objetivo de evitar que afecten tanto a la seguridad como a la salud del trabajador.
  • Ha establecido una mayor sensibilización en la población que ya tiene asumida la importancia de la prevención tanto a nivel empresarial, sindical y, en general, en la sociedad.
La experta en psicología diferencial y del trabajo asegura que cada vez se habla más sobre salud física, psíquica y organizacional en las empresas.
Según López, la clave de este “paraíso” al que aspiran como meta las empresas en su funcionamiento interno, radica en la puesta en marcha de una serie de estrategias desde el ámbito de los recursos humanos, con el fin de permitir el desarrollo profesional y personal del trabajador.
Está claro que los beneficios, además, repercuten en las propias organizaciones: “Se incrementa el compromiso, el rendimiento, la productividad, y disminuyen las tasas de abandono, la rotación del personal y el absentismo”, enumera la psicóloga.

Apoyo social, clave en la mejora del entorno empresarial

Un grupo de financieros en su oficina, donde se encargan de la subasta de bonos y letras del Tesoro Público español. EFE/ Emilio Naranjo
Inmaculada López se remonta a los años 90 para recordar la figura del jefe triunfador: “Una persona con una personalidad agresiva y hostil en los negocios que no tenía límites entre su vida laboral y personal”.
A día de hoy se valoran más otro tipo de factores como “la compatibilidad, la flexibilidad de horarios o la consecución de objetivos, porque no se consigue un mayor rendimiento por más horas que se pasen sentado en una silla”.
Los principales riesgos que desembocan en la insatisfacción laboral están directamente relacionados con:
  • Las características, ritmo y cantidad de las tareas a desempeñar: ansiedad, agobio, palpitaciones, mareos, insomnio, preocupaciones…
  • La falta de apoyo social: Falta de reconocimiento, frustración, decepción, tristeza, disminución de la autoestima…
En este último aspecto, López hace especial hincapié, ya que es un factor que puede llegar a ser mucho más estresante que la propia dificultad para realizar una tarea.
“No se trata sólo de evaluar lo que está mal y corregirlo; hay que identificar capacidades y aspectos positivos de los trabajadores y potenciarlos”, subraya.

Gestión del estrés

Cuando la empresa carece de una estrategia de salud laboral en su misión, valores y objetivos, es el propio trabajador quien tiene que gestionar su estrés en ese ambiente.
López le aconseja que identifique cuáles son las emociones negativas y detecte las causas de éstas.
En ocasiones, cuando alguien alcanza niveles de estrés muy elevados, puede llegar a padecer trastornos de ansiedad e incluso depresión, destaca.
El “síndrome de Burnout” (estar quemado todo el día) es además uno de los padecimientos que más se da en personas que se dedican al ámbito educativo, sanitario y de las fuerzas y cuerpos de seguridad.
A ello se suma un fenómeno relativamente reciente, que se va arraigando en la vida laboral, la dificultad de desconectar del trabajo en el tiempo libre por culpa de los dispositivos móviles, los ordenadores e Internet.
Esto ha facilitado la llegada de la oficina a casa, y supone aspectos positivos de comodidad y eficacia, pero que también se ha convertido en un riesgo emergente: “Hay que saber poner límites a esa disponibilidad porque pasamos a estar conectados durante las 24 horas los 7 días de la semana”, alerta esta experta.
Fuente: Efe Noticias/Psicología y bienestar

lunes, 11 de enero de 2016

Cómo calcular la pensión alimenticia


Las necesidades de los hijos, su número y el nivel de ingresos de los progenitores son los parámetros que se aplican para calcular la pensión alimenticia en caso de divorcio

Cuando se produce un divorcio, y hay hijos, los progenitores deben procurarles una pensión para alimentos. Aunque no hay fórmulas ni baremos de obligada aplicación para calcularla, los parámetros que se utilizan de manera habitual son las necesidades de los hijos, su número y el nivel de ingresos o medios económicos de los padres. En el presente reportaje se señala qué aspectos cubre la pensión alimenticia, así como la dificultad para calcularla y las consecuencias del impago de esta medida básica e irrenunciable.
consecuencias del impago de esta medida básica e irrenunciabl

Calcular la pensión, tarea difícil

Calcular una pensión para la alimentación de los hijos en caso de divorcio no es tarea fácil. Y lo complica aún más el hecho de la inexistencia de parámetros legales vinculantes.
La pensión de alimentos no tiene porqué ser idéntica en cada caso, ni para cada hijo
En 2008, en un encuentro de jueces de familia, se acordó establecer un baremo para objetivizar las cuantías de estas pensiones. Conforme a lo allí suscrito la pensión mínima de alimentos para un hijo único rondaría los 180 euros al mes.
Pero esta decisión no tiene carácter vinculante, por lo que cada juzgado aplica la regla de la proporcionalidad en relación a:
  • Los ingresos netos de los progenitores.
  • El número de hijo.
  • Las circunstancias y necesidades ordinarias y especiales que pudieran tener cada uno de ellos.
La pensión de alimentos no tiene porqué ser idéntica en cada caso, ni para cada hijo. Es el juez quien determina de manera individualizada la cuantía que corresponde a cada uno.
Siempre hay que hacer un estudio de la situación laboral y económica de los padres, de sus salarios netos y de otros ingresos, como rendimientos de capital mobiliario o rentas por alquileres, para fijar la cuantía de la pensión. Esta debe ser proporcional a las posibilidades económicas de quien la da y a las necesidades de quien la recibe, que están muy condicionadas por el entorno social y cultural.
Si después se produce una alteración sustancial de las circunstancias que existían al adoptarse la medida, la cuantía de la pensión de alimentos puede incrementarse o reducirse. Con la crisis y el aumento del desempleo, el aumento de los procedimientos de modificación de medidas para reducirla es muy notable. En todo caso, cuando se alega una disminución en los ingresos, esta debe ser relevante (no puntual ni transitoria), acreditada y nunca provocada.
Con la crisis ha aumentado el número de peticiones para reducir la cuantía de la pensión
Respecto al cálculo exacto, las tablas y baremos ofrecen ejemplos orientadores. Sin tener en cuenta las circunstancias particulares de cada caso, fijan para una pareja con un hijo y dos salarios mensuales de 1.200 euros una pensión por alimentos de 245 euros. Si los hijos fueran dos, la pensión sería de 355 euros; si fueran tres, de 405 euros. En el caso de que el padre que no tiene la custodia gane el doble que su expareja, la cuantía sería de 518 euros por un hijo, de 751 por dos y de 855 euros por tres niños.

Qué cubre la pensión de alimentos

La pensión de alimentos tiene un sentido amplio. Se destina a todo lo que es necesario para el sustento del hijo, para cubrir sus gastos ordinarios: alojamiento, alimentación, asistencia médica, necesidades educativas, ropa, excursiones u otras actividades escolares, libros, etc. Y esta obligación continúa tras alcanzar los hijos la mayoría de edad, siempre que aún estudien o sean dependientes económicamente por causa no imputable a ellos.
La obligación continúa tras la mayoría de edad del hijo, si aún estudia o es económicamente dependiente
Pero con los hijos siempre hay más gastos de los ordinarios y previsibles. A estos, los tribunales los denomina extraordinarios. Por lo general, los jueces de familia reparten estos costes al 50% entre ambos progenitores, salvo cuando las diferencias de ingresos de ambos justifiquen otros porcentajes de reparto. Son imprevistos los gastos farmacéuticos, gafas u ortodoncia, pero también actividades extraescolares que practiquen los niños de manera habitual, como inglés, deporte o música.

Estos desembolsos provocan numerosas discusiones entre el padre y la madre y, si no hay un acuerdo, hay que acudir de nuevo al juzgado para dirimir la cuestión. La resolución puede ser distinta en cada litigio, aunque en general los gastos necesarios de atención médica que no se cubran por la Seguridad Social -y que no fueran tenidos en cuenta a la hora de fijar la pensión de alimentos- se consideran extraordinarios que se deben pagar al 50%.

Periodicidad del pago e incumplimiento

El progenitor que no tiene la custodia abona la pensión de alimentos para los hijos comunes al custodio los 12 meses del año, incluido el mes o meses en los que sea él quien esté con sus hijos por vacaciones. Esto es así porque para fijar la cuantía de la pensión, los tribunales tienen en cuenta la anualidad completa, y cada mensualidad no es más que un prorrateo del importe anual.

El pago de la pensión es una obligación fijada por sentencia. Por ello, su incumplimiento puede suponer incluso el embargo de cuentas y salarios, sin que se aplique el límite general de inembargabilidad del Salario Mínimo Interprofesional. En estos casos, el juez señala la cantidad que se debe embargar.

Si el padre obligado al pago no puede hacer frente a sus obligaciones, debe acudir al juez y solicitar la modificación de las medidas, porque el impago por dos meses consecutivos o cuatro meses no consecutivos puede llegar a considerarse como delito de abandono de familia. Si se presenta una denuncia por ello, el juez puede imponer una pena de tres meses a un año de prisión o una multa.

El Fondo de Garantía de Pago de Alimentos adelanta el abono de 100 euros mensuales durante 18 meses cuando el progenitor obligado al pago no cumpla.
  • Es una medida a favor de los menores de edad y de los mayores de edad afectados por una discapacidad en grado igual o superior al 65%.
  • También se aplica a los menores extranjeros de países ajenos a la Unión Europea con residencia legal en España durante al menos cinco años y en cuyos países se reconozca a los españoles medidas análogas. La renta de la unidad familiar con la que convive el menor no debe superar el valor anual del IPREM (6.390,13 euros en 2012) multiplicado por 1,5, si solo hubiera un hijo. Este coeficiente aumenta un 0,25 por cada hijo más.

La pensión, medida básica e irrenunciable

Las personas en proceso de divorcio deben acordar las llamadas medidas comunes, que se recogen en un convenio de mutuo acuerdo y deben ser convalidadas por un juez. Si no hay acuerdo, se resolverán en un procedimiento contencioso y se determinarán por el juez en la sentencia.

La pensión de alimentos a favor de los hijos es una de estas medidas y tiene carácter irrenunciable. El progenitor que tiene la custodia no puede renunciar a ella en nombre del hijo. Y si no se solicita, la fijará el juez.

El resto de medidas comunes se refieren a la atribución del uso de la vivienda familiar, la patria potestad, guarda y custodia de los hijos, el régimen de visitas y, en su caso, la pensión compensatoria.

Aunque se pueda pensar que cuando hay un régimen de guarda y custodia compartida al 50% no habría por qué fijar una pensión de alimentos, esta puede establecerse, por el bien del hijo, en el caso de que haya grandes diferencias entre los ingresos económicos del padre y de la madre.

Fuente: Eroski Consumer/Economía/familia

Salud, sociedad y estado: Concepto de salud y enfermedad

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"La salud es algo que todo el mundo sabe lo que es hasta el momento en que la pierde, o cuando intenta definirla"                    
Piédrola Gil
Introducción
Definiciones de salud y enfermedad
Síntomas y signos
El diagnóstico

Introducción

La salud de las personas y de las poblaciones constituye en la actualidad una de las mayores preocupaciones no sólo de cada uno de nosotros, sino también de los gobiernos de cada país y también de muchas ONG (Organizaciones No Gubernamentales). Su problemática va más allá de los límites nacionales para adquirir una dimensión verdaderamente mundial. La salud del cuerpo y de la mente es necesaria para la vida cotidiana –trabajo, placer, sufrimiento, ocio, creación- y, por tanto, para el desarrollo de todas las funciones individuales y sociales del hombre.

El estudio de los factores que puedan influir, positiva o negativamente, en la salud es un aspecto de la mayor importancia dentro de un planteamiento sociopolítico que tienda al logro de la estabilidad de las sociedades. La lucha contra la enfermedad ha sido una constante en la historia de la Humanidad. Sensaciones como el malestar general, la fiebre o el dolor no pasan fácilmente inadvertidas para la esfera consciente de la inteligencia, por lo que ya el hombre primitivo debió tener un claro conocimiento del concepto de enfermedad. Lo mismo puede decirse de las heridas y traumatismos, en los que el dolor, la hemorragia y las mutilaciones son hechos concretos claramente perceptibles. Asimismo, la relación de la enfermedad con la muerte también debió quedar prontamente establecida. El mantenimiento y la recuperación de la salud han sido históricamente abordados de forma individual. El planteamiento colectivo es reciente.

La salud se ha convertido en un bien individual y colectivo que forma parte de nuestra cultura social y política. Como veremos más adelante, el derecho a la salud está incluido como uno de los derechos humanos básicos, y ha sido recogido en Constitución, donde se establece el derecho a la protección de la salud para todos los españoles.

Definiciones de salud y enfermedad

El Diccionario de la Lengua Española define la salud como "el estado en el que un ser orgánico ejerce normalmente sus funciones".

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud es "un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no sólo la ausencia de molestias o enfermedades".

Basándose en esta definición, y en su XXX Asamblea, se adoptó la estrategia de Salud para Todos, con el principal fin de reducir las enfermedades que impiden mantener una vida social y económicamente productiva. Tal estrategia fue concretada en 38 objetivos de aplicación para Europa, objetivos que se fueron perfilando en las conferencias de Ottawa de 1986, de Adelaida de 1988 y de Sundswall de 1991.
El Estado Español se sumó a esta estrategia en 1990. Como desarrollo del planteamiento de la OMS aplicada a nuestro país, el Ministerio de Sanidad y Consumo presentó en 1991 el documento del Plan de Salud: objetivos estratégicos de Salud Pública, concretados en 22 áreas de intervención (nutriciónactividad físicatabaco, abuso de alcoholdrogas, accidentes, riesgos medioambientales, riesgos laborales, higiene alimentaria, antropozoonosis, enfermedades cardiovascularescáncerenfermedades respiratorias crónicassalud mental, salud materno-infantil, salud del anciano, diabetesenfermedades transmisiblesVIH/SIDA, salud bucodental, información sanitaria y estrategias comunes de intervención).
La definición mayormente utilizada por la administración sanitaria es la de Lalonde: la salud es "una variable influida por diferentes factores: biológicos o endógenos, ligados al entorno, los hábitos de vida y factores ligados al sistema sanitario". Así, el conocimiento de los muchos y variados factores implicados en conseguir mejoras en la salud individual y colectiva, ha ayudado a establecer el papel que deben llevar a cabo los sistemas sanitarios.

En una concepción moderna de la salud es preciso considerar la existencia de factores objetivos y subjetivos, así como de diferentes niveles o grados. Los exámenes de salud, esto es, los reconocimientos médicos de amplios sectores de la población que se realizan por los servicios sanitarios para detectar enfermedades de interés social, permiten comprobar que, para una enfermedad dada, el estado sanitario no es homogéneo, y que éste no puede dividirse en personas sanas y personas enfermas, puesto que entre ambos extremos se encuentran diversos estados intermedios de salud relativa en los que, junto al cumplimiento satisfactorio de los condicionantes que definen este estado sanitario, pueden encontrarse algunos signos desfavorables –sensaciones dolorosas, disfunciones de órganos o sistemas- de intensidad discreta y no evolutivos, que no impiden a la persona integrarse plenamente en una actividad normal, familiar, profesional y social, y que le permiten "considerarse sano" tanto frente a sí mismo como frente a la sociedad. Este concepto de salud relativa es superponible al de salud plenamente desarrollada, y es el estado de la mayoría de las personas sanas.

El Diccionario de la Lengua Española define la enfermedad como "alteración más o menos grave de la salud". La enfermedad es considerada como cualquier estado donde haya un deterioro de la salud del organismo humano. Todas las enfermedades implican un debilitamiento del sistema natural de defensa del organismo o de aquellos que regulan el medio interno. Incluso cuando la causa se desconoce, casi siempre se puede explicar una enfermedad en términos de los procesos fisiológicos o mentales que se alteran.

Síntomas y signos

 La comprensión de las enfermedades depende de una descripción clara de los síntomas, los cuales son manifestaciones de los procesos vitales alterados. Pueden variar desde relatos subjetivos de dolor, como cefalea (dolor de cabeza) o lumbago (dolor de la parte inferior o lumbar de la espalda), a hechos objetivos o signos, como inflamación o erupción. Así pues, podría decirse que un signo es una manifestación imposible de fingir ante un médico, mientras que un síntoma subjetivo es algo imposible de ser detectado por un médico. No podemos fingir que tenemos fiebre o tener varicela, por ejemplo; sin embargo, un buen médico nunca podrá ver nuestro dolor de cabeza, aunque quizás con los avances tecnológicos pueda lograrse en un futuro.

Algunos síntomas subjetivos u objetivos son comunes a distintas enfermedades, por ejemplo los cambios en la temperatura corporal (como fiebre), la fatiga, la pérdida o el aumento de peso, y el dolor o hipersensibilidad de los músculos u órganos internos. Por ello el profesional médico debe realizar en muchos casos estudios más profundos pueden poner de manifiesto, por ejemplo, la presencia de microorganismos infecciosos, mediante su crecimiento por cultivo en medios nutrientes especiales o por otras técnicas; otros ejemplos son el descubrimiento de fracturas óseas en la exploración radiológica; la existencia de cambios en la composición de las células de la sangre; y la observación de crecimiento canceroso al microscopio en un tejido extirpado quirúrgicamente (biopsia). Así pues, se trata de realizar un correcto diagnóstico para poder llevar a cabo un tratamiento adecuado.

El diagnóstico

El diagnóstico es la determinación de la naturaleza de una enfermedad. El diagnóstico debe combinar:
Una adecuada historia clínica del paciente (antecedentes personales y familiares, y enfermedad actual)
un examen físico completo
exploraciones complementarias (pruebas de laboratorio, de diagnóstico por imagen, etc.).


Algunas enfermedades como el sarampión y las paperas se identifican fácilmente por su apariencia. Otros problemas como las fracturas óseas se pueden sospechar por sus síntomas y signos, y se confirman mediante radiografías. Pero muchos síntomas requieren un procedimiento diagnóstico más complejo. La confirmación de una úlcera gástrica, por ejemplo, requiere la introducción de un endoscopio en el estómago. La enfermedad coronaria puede sospecharse por las características del dolor y por las alteraciones electrocardiográficas, pero su evidencia definitiva sólo puede conseguirse mediante coronariografía, técnica en la que se inyecta una sustancia de contraste en las arterias coronarias que irrigan el corazón. El diagnóstico de muchos tipos de cáncer requiere la realización de una biopsia, tomando un fragmento del tejido afectado para su examen microscópico. 

El diagnóstico de diversasenfermedades fetales es hoy en día posible mediante ecografía o mediante análisis del líquido amniótico obtenido por amniocentesis.

Las pruebas de laboratorio son cada vez más importantes. La medida de los niveles de hormonas identifica alteraciones endocrinas. El recuento de los diferentes tipos de células de la sangre, llamado recuento diferencial, sirve para diagnosticar los diferentes tipos de anemias y algunos tipos de leucemias y otros cánceres. Los cultivos microbiológicos de líquidos y tejidos sirven para identificar los microorganismos causantes de enfermedades infecciosas, siendo esenciales para el tratamiento racional con antibióticos.

Muchos síntomas, como las cefaleas, son difíciles de atribuir a una enfermedad concreta porque pueden obedecer a muchas causas distintas. Algunas enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple y la corea de Huntington sólo pueden ser identificadas con certeza tras varios años de observación clínica del paciente. Para afinar sus diagnósticos, los médicos y otros profesionales sanitarios mantienen reuniones con regularidad (llamadas sesiones clínicas) en las que se discuten los casos de difícil diagnóstico y solución.  Con el aumento del uso de las pruebas de laboratorio en las exploraciones físicas de rutina que se realizan a personas aparentemente sanas, los médicos diagnostican cada vez con más frecuencia enfermedades que carecían de síntomas manifiestos para el paciente. Por ejemplo, la hipertensión se puede detectar en fases precoces antes de que produzca lesiones importantes en el corazón o en los vasos sanguíneos

Otro tipo de patología que se detecta en alrededor del 10% de todas las personas exploradas, y que por lo general no produce síntomas, es el prolapso de la válvula mitral, en el cual una válvula del corazón no funciona adecuadamente. En apariencia, la mayor parte de las personas con un prolapso de la válvula mitral están sanas, pero algunos presentan un riesgo elevado de enfermedad. El desarrollo y el aumento del empleo de pruebas cada vez más sensibles plantean la necesidad de hacer un uso más cuidadoso del término enfermedad.

Fuente: Junta de Andalucía