El hecho de que en 65 años el país haya pasado de tener 12 adultos mayores por cada 100 adolescentes, a proyectar 50 para el 2020, significa, según el viceministro de Salud, Fernando Ruiz, que “Colombia está envejeciendo aceleradamente”.
Eso quedó evidenciado en los resultados de la Encuesta de Salud, Bienestar y Envejecimiento (Sabe), hecha a 30.000 hombres y mujeres mayores de 60 años en el país, por el Ministerio de Salud y Colciencias, y que será la base para la expedición de la política de envejecimiento de la población, prevista para el segundo semestre de este año.
Los adultos mayores, de acuerdo con la Sabe, son las personas con más de 60 años y están concentradas principalmente en los Santanderes, Boyacá, Cundinamarca y el Eje Cafetero, mientras que la población más joven está en Chocó, La Guajira y Valle.
“Creo que nosotros no tenemos una clara conciencia de las implicaciones que tiene esta progresión tan rápida hacia el envejecimiento. En solo cinco años, entre el 2005 y el 2010, la carga de enfermedad crónica creció un 8 por ciento; la de enfermedad cardiovascular, el 20 por ciento; la de problemas de salud mental, el 13 por ciento, y la de cáncer, el 8 por ciento; sumado eso da más del 43 por ciento de carga, que sigue en aumento”, explicó Ruiz.
De acuerdo con el funcionario, lo más grave de esta situación es que el sistema de salud está dando una respuesta esencialmente ‘hospitalocéntrica’, es decir, ofrece atención en la mediana y alta complejidad a estas enfermedades.
“Si no logramos cambiar ese modelo –agregó– no podremos responder al desafío, porque, de hecho, nuestro país tiene una carga de hospitalización del doble de Brasil y México”.
Sobre el estado de salud de esta población, la encuesta mostró que el 60 por ciento de los mayores tenía problemas de hipertensión arterial; el 41 por ciento, síntomas depresivos, y la malnutrición, aunque está en el 2,2 por ciento, afecta a la mitad de los ancianos del estrato 1.
El dinero para garantizar su bienestar es una de las situaciones más difíciles para los adultos mayores, pues apenas el 29 por ciento tiene una pensión. Así las cosas, el 60 por ciento trabaja por necesidad de dinero, pero el 58 por ciento lo hace en la informalidad.
El 61 por ciento de sus cuidadores son hijos, mientras que en otros países la tendencia es institucional. Solo el 5 por ciento de estos cuidadores reciben algún pago, pero el 78 por ciento considera que es insuficiente y, como si fuera poco, lo terminan reinvirtiendo en el adulto mayor.
La dependencia con los familiares también se da para quienes no tienen dónde vivir. Según la encuesta, el 12 por ciento vive con algún pariente, el 18 por ciento paga arriendo; un alto por porcentaje, el 63 por ciento, pudo acceder a una vivienda propia.
“En Bogotá hay diferencias muy grandes al comparar la situación con el resto del país. Al adulto mayor de la capital le va significativamente mejor en casi todos los indicadores sociales, por lo que se demuestra que hay una brecha, que es necesaria cerrar”, agregó el viceministro Ruiz.
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