lunes, 30 de mayo de 2016

No puedo pagar el alquiler, ¿qué hago?


El precio medio del alquiler en España ha subido un 1,5% en los últimos seis meses, según datos del portal inmobiliario especializado Enalquiler.com. Y los hogares que no pueden hacer fr
El precio medio de un alquiler en España ronda los 665 euros, mientras que el Salario Mínimo Interprofesional está fijado en los 648,60 euros al mes. No es de extrañar, por tanto, que desde el comienzo de la crisis se haya multiplicado el número de familias que no pueden pagar el alquiler. Estos ciudadanos, 10 días después de que el propietario solicite el abono de la renta, podrían ver cómo se inicia contra ellos un proceso de desahucio: más del 52% se producen en viviendas arrendadas, según el Consejo General del Poder Judicial. Lo marca la ley, pero es una solución drástica y, en miles de casos, injusta. ¿Cómo evitarlo? ¿Qué se puede hacer si hay problemas para hacer frente al alquiler?

Reajustar el presupuesto

Si, por cualquier circunstancia, se tiene menos liquidez y pagar el alquiler se hace difícil, conviene analizar los ingresos y gastos. Así que, antes de tomar otras medidas o dejar de abonar una mensualidad, se pueden recortar gastos fijos, como tener una segunda línea de teléfono (unos 50 euros de media) o un pincho para conectarse a Internet (unos 40 euros mensuales).
Otras ideas incluyen desapuntar a los niños de las clases extraescolares (que pueden suponer unos 25 euros mensuales por hijo y actividad), dejar de comer fuera de casa (entre 180 y 200 euros, si se almuerza todo el mes de menú) y prescindir de caprichos hasta que vengan tiempos mejores. A veces, reajustar el presupuesto es suficiente para solucionar el problema.

Renegociar con el casero

Aunque puede resultar embarazoso, hablar con el propietario es lo más eficaz, siempre que hasta ese momento se haya sido buen pagador. El inquilino puede quedar con él, explicarle la situación puntual en la que se encuentra y llegar a un acuerdo, como renegociar el precio del alquiler a la baja hasta que se logre recuperar la situación financiera anterior.

Pedir ayuda en el banco

Endeudarse nunca es una buena opción, pero, en situaciones complicadas, recurrir al banco de siempre -donde conocen a cada cliente- puede ser la solución. Las entidades tienen líneas de crédito con importes reducidos y con plazos de amortización cortos, de uno o dos años.


Si no se llega a acuerdo, probar con un anticipo de la nómina


Los anticipos de nómina del banco son créditos rápidos, con condiciones favorables, que se conceden a quienes tienen una cuenta nómina en la sucursal. La entidad adelanta el importe equivalente a una o más nóminas, por lo general sin intereses.

Además, casi todas las compañías cuentan con la posibilidad de anticipar la nómina a sus empleados en plantilla. Por lo general, lo hacen por el trabajo que ya se haya realizado a lo largo de un mes determinado.

Cuando el dinero no dé más de sí, buscar un piso más barato


Si se estima que la falta de liquidez durará un tiempo, quizás haya que buscar otro piso con una renta más baja. A la hora de hacerlo, los expertos recomiendan dar con una casa cuyo gasto no supere el 30% de los ingresos disponibles. No hay que olvidar que el coste mensual de un hogar no solo incluye la renta que se paga al propietario, sino también los suministros. Se deben considerar todos los gastos antes de alquilar una nueva vivienda, para estar seguros de que esta vez se podrá pagar.

Nunca hay que dejar de pagar el alquiler


Por muy apurado que se esté, hay que tratar por todos los medios de no dejar de pagar el alquiler, ya que la situación podría tomar tintes desagradables para casero e inquilino.

Lo más apropiado es llamar al propietario e informarle de la coyuntura y de la necesidad de tener que abandonar la casa. Si se le facilita un nuevo inquilino (o al menos, se le propone), mejor aún. Y, por supuesto, se debe comunicar la disponibilidad para firmar el fin del contrato y entregarle las llaves del piso.

¿Puedo usar la fianza para pagar un mes de renta?


No. La fianza es una cantidad que los inquilinos dejan en depósito al dueño de la casa para responder de posibles obligaciones pendientes al terminar el contrato. Si se desea llegar a un acuerdo con el propietario en este sentido, lo conveniente es dejar constancia de ello por escrito.

Fuente: Eroski consumer/Vivienda

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