Este es el momento de que aprendas a mostrar tu cuerpo con naturalidad y a sentirte orgullosa de ser como eres.
Ya están aquí los primeros calores del año y con ellos el tiempo de la piscina y la playa, el momento de acudir al gimnasio para mejorar la figura y la época para practicar el sexo tórrido. ¿Qué tienen estas situaciones en común? Que en todas, de alguna u otra manera, tendrás que aligerarte de ropa y quedarte semidesnuda o desnuda del todo. ¿El inconveniente? Puede que tu físico te cause algún complejo, quizás tienes ciertos reparos o simplemente algo de inseguridad en ti misma, lo que hace que la temporada estival y su culto al cuerpo desnudo se convierta en una pesadilla.
Para averiguar si tienes problemas, necesitas leer los consejos de Cosmo para superar tus miedos y ser capaz de disfrutar de la vida y de sus placeres sin ocultar nada de nada.
1. ¿Estás a disgusto con tu cuerpo?
Has de saber que en vez de disfrutar de los pequeños placeres de la vida (como, por ejemplo, dormir desnuda, abrazada a tu chico), estás perdiendo el tiempo obsesionándote con la idea de que tu cuerpo no es perfecto y por lo tanto nadie debe verlo. ¡Cuidado! Porque este pensamiento actúa como el pez que se muerde la cola, ya que cuanto más te escondes de los demás, más aumenta tu sensación de que tienes algo que ocultar. Librarte de la inseguridad no es tarea fácil, lo sabemos, pero tienes que intentarlo. La próxima vez que estés en la intimidad con tu chico, desnúdate sin pensarlo dos veces y túmbate en la cama boca abajo para estar más cómoda. Entonces, dile que te dé un masaje en la espalda y las piernas. El truco está en que, si te concentras en un solo sentido- en este caso el del tacto, al sentir el roce de los dedos de tu novio sobre la piel –automáticamente te olvidarás de los miedos originados por otro sentido, como pueden ser las inseguridades sobre tu físico causadas por el de la vista. Y en cuanto a desnudarte en un sitio público como el gimnasio o un probador, recuerda que en ambos lugares lo único que hay son mujeres y te aseguramos que no tienes nada de más ni de menos que ellas.
2. ¿Reprimes tus sensaciones?
Si cuando estás en la cama con tu chico no eres capaz de disfrutar de las caricias con las que él te deleita porque temes no gustarle, sentimos decirte que si sigues así, tu vida sexual nunca será plena ni satisfactoria. Por ejemplo, si cuando él se dispone a realizarte un cunnilingus, tú te retiras porque estás convencida de que el olor de tu sexo le repele, lo único que consigues es que él pierda la excitación en cuestión de segundos y, como consecuencia, ninguno de los dos se lo pase bien. No olvides que si tu chico se dispone a regalarte una buena sesión de sexo oral sin que tú se lo hayas pedido es porque a él le entusiasma la idea y disfruta con ello. Así que, deja que haga lo que quiera y relájate. Créenos, lo único que quiere es sentir y darte placer. Ah, y este verano, prueba a dormir desnuda bajo unas sábanas satinadas. El roce suave y ligero del tejido sobre algunas zonas íntimas de tu cuerpo es tan excitante que no volverás a ponerte el pijama. Palabrita de Cosmo.
3. ¿Preocupada por las comparaciones?
No te importa desnudarte delante de tu chico siempre que sea a oscuras, claro. Lo mismo te pasa con la ropa: ningún problema en ponerte un top o una minifalda, siempre y cuando ocultes aquellas zonas que, según tú, son feas o tienen un tamaño excesivo. Escucha: si bien es cierto que todas las mujeres solemos estar más orgullosas de unas partes de nuestro cuerpo que de otras, también es cierto que incluso esas que tú consideras espantosas no merecen que las ocultes. Primero, porque lo que tú crees que no es bonito puede que sea lo que más atraiga a los demás, incluidos los varones. Y recuerda que ellos se estimulan visualmente, así que si, por ejemplo, no te atreves a hacerlo con la luz encendida, estarás privando a tu chico de uno de los máximos recursos para excitarse. En cuanto a tus miedos de que te compare con sus ex, no olvides que si está contigo es porque te prefiere a ti y no a ellas.
En segundo lugar, ponerte capas de ropa para disimular un posible defecto físico, como un trasero voluminoso pongamos por caso, lo único que hace es atraer más la atención hacia esa zona, además de que cualquier persona que te vea con un jersey en pleno verano pensará que tienes estropeado el termostato interno. En definitiva, que al final te mirarán más y eso es justo lo que querías evitar, ¿verdad? Tienes que aprender a aceptar tu cuerpo tal y como es. Recuerda: da igual la ropa que lleves porque lo fundamental para que una mujer se vea y la vean guapa es que se sienta a gusto consigo misma y se comporte con naturalidad.
4. ¿Demasiado pudorosa?
Necesitas librarte de estas inseguridades si no quieres ver cómo van pasando las oportunidades más placenteras de la vida por delante de ti sin ni siquiera catarlas. La mejor técnica para superar el pudor es acostumbrarte a verte desnuda, observar tu propio cuerpo y las sensaciones que experimentas al acariciarte. Sólo si aceptas tu desnudez y descubres lo que sientes podrás estar a gusto cuando sea otra persona y no tú quien te acaricie. Y, sobre todo, haz un esfuerzo por ver la anatomía humana como algo natural y sano que, aunque no lo creas, no siempre es fuente de deseo para los que te rodean. Incluso por muy necesitado que esté el masajista de un spa, por ejemplo, se trata de un profesional, no de un vicioso. ¿O acaso cuando te desnudas delante del médico crees que está pensando en irse a la cama contigo? Evidentemente, la respuesta es no.
Fuente: Cosmopolitan/España
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