El informe de la Agencia Española del Medicamento da la razón a los afectados y asegura que Ala Octa, producto que se utiliza en las operaciones de desprendimiento de retina, es tóxico. Confirma el daño causado a 75 pacientes y eleva a 116 los afectados en 13 comunidades autónomas
Uno de cada 10.000 españoles sufre cada año un desprendimiento de retina. Su solución es relativamente sencilla, aunque implica entrar en quirófano. Nueve de cada diez afectados recuperan la visión, sin efectos secundarios. Sin embargo, desde hace dos años, los pacientes abordan esta operación con miedo, después de que más de un centenar de personas haya sufrido problemas de visión tras pasar por quirófano por un fármaco llamado Ala Octa.
Diferentes informes ya habían demostrado que varios lotes de este producto, de la empresa alemana Alamedics, eran tóxicos y eran los responsables de los problemas de visión que han afectado tanto a pacientes mayores como a menores. Sin embargo, el análisis definitivo lo publicó ayer la Agencia Española del Medicamento (Aemps) y volvió a dar la razón a los afectados. Su resolución es clara: el perfluoractano (Ala Octa, en su nombre comercial) es el responsable de los daños ópticos que han sufrido 75 personas. Esa cifra puede seguir creciendo porque, como recoge la propia Agencia, ya se han notificado 116 casos en 28 centros sanitarios (tanto públicos como privados) en 13 comunidades autónomas. Es decir, los lotes afectados, que se han distribuido desde Barcelona, han llegado a gran parte del país. La Aemps informó de estos casos tras recibir el informe sobre los resultados de los análisis toxicológicos que ha realizado el Instituto Universitario de Oftalmobiología Aplicada (IOBA) de la Universidad de Valladolid en dos nuevos lotes, con lo que se completan los ensayos de los lotes del producto Ala Octa relacionados con los incidentes.
Éste es el informe que esperaban los afectados porque, como les han indicado desde los diferentes juzgados, es el último trámite necesario para iniciar una negociación con la que alcanzar un acuerdo judicial con las aseguradoras de los diferentes sistemas de salud porque son ellas las que, al final, se van a tener que hacer cargo de las indemnizaciones. «Estamos muy contentos con la decisión de la Agencia porque no hace más que acreditar la relación causa-efecto entre la intervención de retina y el efecto tóxico del producto», afirma Carlos Gómez Menchaca, del bufete Gómez Menchaca, que lleva más de 60 casos de afectados. «Entre los pacientes a los que represento tengo de todo: personas mayores, jóvenes y un chico adolescente. Cada uno sufre consecuencias diferentes, por eso las indemnizaciones se van a tener que individualizar en cada caso». Como en el 90 por ciento de los casos en los que se realizan estas intervenciones el resultado es muy positivo.
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