Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego (EEUU) suma una nueva evidencia a las bondades del ejercicio: las personas que permanecen muchas horas sentadas y no lo compensan con la práctica de ejercicio experimentan un envejecimiento celular acelerado. O así sucede, cuando menos, en las mujeres longeva.
Los telómeros, esto es, las regiones de ADN situadas en los extremos de los cromosomas, juegan un papel esencial en la estabilidad del material genético –protegen a los cromosomas frente a la degradación– y en el mantenimiento de la juventud de las células y, por ende, del organismo. El problema es que con cada división celular –o lo que es lo mismo, según se va envejeciendo–, los telómeros se acortan. Un aspecto crucial dado que cuanto menor es la longitud del telómero, menor es la capacidad de la célula para dividirse. Y a todo ello se aúna que numerosas investigaciones han constatado la relación existente entre la longitud de los telómeros y, por una parte, las enfermedades asociadas a la edad como las cardiovasculares, el cáncer y la diabetes tipo 2 y, por otra, una mayor mortalidad.
"Según nuestros datos, este es el primer trabajo en el que se ha cuantificado de manera objetiva cómo la combinación entre el sedentarismo y el ejercicio pueden impactar sobre el biomarcador del envejecimiento, precisó Aladdin Shadyab.
Concretamente, el estudio fue llevado a cabo con la participación de cerca de 1.500 mujeres con edades comprendidas entre los 64 y los 95 años que cumplimentaron distintos cuestionarios sobre su actividad física y portaron un acelerómetro –un dispositivo que registra los movimientos– en sus caderas durante siete días consecutivos –en todo momento, no solo cuando caminaban, sino también cuando dormían.
Los resultados mostraron que los telómeros de las mujeres que permanecían sentadas durante más de 10 horas diarias y apenas practicaban ejercicio eran notablemente más cortos que los de aquellas físicamente activas. Y esta menor longitud de los telómeros, ¿en qué se traduce? Pues en que las células de estas mujeres tienen de media hasta ocho años más que lo que corresponde a su edad cronológica.
Por tanto, permanecer sentado muchas horas parece que acelera nuestra edad biológica. Por lo menos en el caso de las mujeres mayores.
En nuestro trabajo hemos observado que los telómeros de las mujeres que permanecen sentadas durante periodos más largos no tienen una menor longitud en caso de que se realice ejercicio al menos 30 minutos al día, tal y como recomiendan las sociedades médicas. La práctica de ejercicio debe iniciarse cuando somos jóvenes, y la actividad física debe mantenerse como parte de nuestra rutina diaria según vamos envejeciendo, incluso una vez alcanzada la edad de 80 años, añadió el director de la investigación.
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