lunes, 5 de septiembre de 2016

Donantes de leche materna: las amas de cría del siglo XXI

La primera directora del Banco de Leche Materna de Cataluña, la bióloga Gemma Valeta

Existen en España 1.466 madres que en el año 2015 donaron generosamente más de 7.000 litros de leche materna para alimentar a otros bebés que no eran suyos, concretamente a 1.916 neonatos. Son las amas de cría del siglo XXI: madres anónimas y lactantes que ayudan a otras madres que no pueden amamantar a sus bebés hospitalizados en las unidades de cuidado intensivo neonatal. Los niños que reciben la leche donada tienen menos de 32 semanas de gestación, menos de 1.500 gramos de peso, algún tipo de cardiopatía congénita, inmunodeficiencias o han sido sometidos a operaciones quirúrgicas o multitrasplante. En definitiva, aquellos más vulnerables que necesitan las propiedades de la leche humana para fortalecerse. A los beneficios que ya se conocían se añade ahora una reciente investigación británica, que acaba de demostrar que los azúcares de la leche materna (oligosacáridos de leche humana) protegen al bebé de infecciones mortales y meningitis provocadas por el estreptococo del grupo B. Algo que ninguna leche artificial podría conseguir.
Bárbara Santamaría es una de esas madres donantes que con el nacimiento de su segunda hija, hace dos años, comenzó a colaborar con el Banco Regional de Leche Materna Aladina-MGU, del Hospital 12 de Octubre de Madrid. “Si no lo hice con mi primera hija fue por desconocimiento, porque no sabía que era tan fácil y que solo tenía que acudir una vez en persona para abrir mi ficha de donante y hacerme los análisis que confirmasen que mi salud permitía donar. Después solo he tenido que incorporar la extracción de leche a mi rutina. Al principio durante la excedencia tenía mucho tiempo; ahora lo hago por las tardes cuando salgo del trabajo y antes de recoger a la niña de la guardería: saco leche, la envaso y meto en el congelador. No sé cuánto tiempo podré seguir donando porque la niña ya tiene dos años y dentro de poco dejará de tomar el pecho”, explica. A su alrededor juegan sus hijas que, sin saberlo, han tenido ‘hermanos de leche’ingresados en un hospital. “Se podría decir que este año y medio de donación ha sido un trabajo en equipo y el 50% gracias a mi marido, que muchas veces ha cogido el coche desde donde vivimos, a 40 kilómetros del centro de Madrid, para llevar los biberones al 12 de Octubre. Es verdad que supone un pequeño esfuerzo de tiempo y traslado, pero cuando ves en el hospital las fotos de los niños que fueron en su día prematuros o estuvieron ingresados y ahora crecen sanos sabes que merece la pena. Ya que mis hijas nacieron a término y no tuvieron problemas de salud, una forma de agradecer eso es donando mi leche para que otros niños que no han tenido tanta suerte puedan recuperarse mejor”, afirma Santamaría. Su historia tendría la contrapartida del testimonio de familias que han visto a sus hijos salir adelante en la UCI gracias al esfuerzo de donantes como ella y su marido.

Discriminación geográfica de bancos

El sistema de donación en España funciona a través de los Bancos de Leche, que solo operan en 9 comunidades (Baleares, Cataluña, Aragón, Valencia, Madrid, Castilla-León, Andalucía, Extremadura), que a su vez asisten a otros 35 hospitales receptores, según la Asociación Española de Bancos de Leche Humana (AEBH). Galicia ha inaugurado este año sus primeros bancos en dos hospitales -que atenderán a unos 200 niños anuales, según las previsiones. En el País Vasco, a pesar de la campaña de recogida de firmas de la supervisora clínica del Hospital Universitario Cruces de Barakaldo, todavía no hay respuesta política. El resto de las comunidades se debaten entre las iniciativas ciudadanas y médicas que reclaman el acceso a la leche donada y el desinterés de las administraciones.
Este tipo de bancos no son algo nuevo: el primero del que se tiene constancia abrió en Viena en 1909 y el siguiente en Boston en 1910, pioneros a los que siguieron nuevas aperturas en otros países que alcanzaron su máximo apogeo en los años 60 y 70, hasta que la epidemia de sida generó reticencias, el cierre de algunos bancos y la oportuna presión de la industria de la leche de fórmula en detrimento de la lactancia natural. Viena, 1909; España, 2001. Solo tardamos casi un siglo en inaugurar el primer Banco de Leche Materna en Palma de Mallorca, dependiente de la Fundación Banco de Sangre y Tejidos de islas Baleares.
“Este primer centro de donación surgió por la iniciativa de un pediatra que estuvo trabajando en Inglaterra en un banco de leche y solía utilizarlo para sus prematuros. Cuando llegó a Palma y comprobó que no existía en España nos preguntó si se podría tratar y conservar leche como ya conservábamos sangre y tejidos. Se podía hacer. No teníamos referentes cercanos y nos llevó tiempo la formación y el equipamiento necesario, pero en 2001 empezamos a trabajar y desde entonces asistimos a hospitales que nos demandan leche humana por prescripción médica para sus prematuros y asesoramos a otros hospitales interesados en abrir su propio centro”, explica el doctor Antoni Gayà, responsable del Banco de Palma y expresidente de la AEBH.
¿Cómo es posible que existan provincias e incluso comunidades autónomas enteras sin un banco de leche? ¿Por qué los niños prematuros y enfermos pueden acceder o no a leche donada dependiendo de dónde hayan nacido? Hasta ahora, no existe un compromiso real estatal ni autonómico para fomentar la creación de nuevos centros. El Consejo Interterritorial del Ministerio de Sanidad recogió en 2013 el acuerdo de creación de Bancos de Leche Materna en los servicios de neonatología de los principales centros hospitalarios. Sin noticias desde entonces.
Gayà recuerda que equipar un banco es mucho más barato que tratar las enfermedades que pueden desarrollar los neonatos sin acceso a la leche materna. “La enterocolitis necrotizante es una necrosis del intestino muy común en prematuros de bajo peso. Es una enfermedad grave, principal causante de muerte o resección intestinal: afecta a un 10% de los prematuros y tiene una tasa de mortalidad del 30%. Varios estudios han demostrado que los niños que toman leche humana tienen una incidencia mucho menor de esta enfermedad que los que se han alimentado con leche de fórmula. El Banco de Leche de Aragón publicó también un informe sobre el descenso de los casos de esta enfermedad desde que entró en funcionamiento la donación. ¿Qué saldrá más caro? ¿Abrir un banco de leche que vas a amortizar durante años y mejorar las defensas y el sistema inmunológico de los prematuros, o asumir los gastos que tiene el ingreso del bebé durante meses, las operaciones quirúrgicas, material médico, atención posoperatoria y en ocasiones nueva intervención?”, pregunta el experto.
Los norteamericanos han hecho las cuentas: un caso de enterocolitis necrotizante añade 22 días de ingreso hospitalario si se trata solo médicamente, lo que implica un coste a la Sanidad de 73.700 dólares (65.800 euros). Serían 60 días de ingreso si requiere cirugía, con un coste de 186.000 dólares (166.000 euros). El efecto inmunizador de la leche donada que evitaría esta enfermedad haría que por cada euro invertido en un banco de leche, la UCI ahorraría entre 10 y 33 euros. En una UCI neonatal con 140 ingresos y una tasa de lactancia materna del 85%, administrar leche donada al 15% restante significaría un ahorro de 200.000 dólares (178.600 euros). Y ahora vamos con lo que costaría instalar un banco de leche en un hospital, según la experiencia del Banco de Palma de Mallorca: todo el equipamiento (un congelador de -20 grados, otro de -80 grados, un pasteurizador, una campana de flujo laminar, extractores de leche para dar a las donantes y envases para conservar la leche) podría costar en torno a 60.000 euros inventariables más el sueldo anual de un técnico especializado y una enfermera, a jornada completa o media jornada según las necesidades y dimensiones del banco. En resumen, en España por 60.000 euros y dos sueldos todavía tenemos comunidades autónomas sin un banco de leche y bebés prematuros con riesgo de sufrir enfermedades evitables.
Fuente: El país/crianza

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