miércoles, 30 de noviembre de 2016

¿Cada cuánto tiempo es normal hacer el amor?

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¿Un par de veces por semana, todos los días, sólo los sábados o una vez al año? Según el Informe Durex de Bienestar Sexual, los españoles hacemos el amor una media de 118 veces al año, que si lo traducimos a semanas se queda en un par de coitos cada siete días. Pero, ¿es lo normal? ¿Por qué cuándo se habla de la frecuencia sexual todo el mundo miente?


¡HAZ LO QUE TE PIDA EL CUERPO!

Estamos cansados de leer conclusiones realizadas por expertos con respecto a la frecuencia sexual que deberíamos o no tener. Normalmente éstas siempre nos dicen lo saludable que resulta hacerlo cuánto más veces mejor, pero -como en casi todo- esta afirmación es relativa. Porque mientras a muchos la media española les parecerá baja (en Alemania, por ejemplo, tocan a 139 coitos anuales), a otros les parecerá muy alta. 

La cuestión es que cada ser humano tenemos ritmos sexuales diferentes y para una persona será suficientemente placentero hacer el amor tres veces por semana mientras que para otra será hacerlo tres veces al mes. 

Según los sexólogos, cumpliendo con lo que a uno le pide el cuerpo se estará completamente realizado y satisfecho; aunque el problema llega cuando en una pareja a uno le apetece siempre más que al otro. ¿Qué hacer cuando nuestra pareja siempre tiene ganas de hacer el amor y nosotros no tenemos ninguna?


Cómo adaptarse a las ganas del otro

Hay parejas en las que se da la situación de que cuando uno quiere sexo el otro siempre está dispuesto. Esto es lo ideal, y de hecho ocurre, pero en una minoría de los casos. Lo normal es que exista una asimetría sexual, que el hombre tenga mayor demanda y la mujer menos. Pero, ¡ojo!, no por norma general. 

Hay que tener en cuenta que la falta de líbido no tiene sexo y que también existen hombres a los que no les apetece. Se supone que el rol masculino es “estar siempre dispuesto”, buscando a la mujer en todo momento; pero también existe la posibilidad de que su deseo sexual se vea inhibido en algún momento y que rechace a su compañera. Entonces se corre el peligro de sentirse despreciada y que nuestra autoestima caiga por los suelos, pero antes de llegar a esta situación es mejor poner soluciones:

 La persona con menos deseo marcará el ritmo. Lo contrario sería un desastre. Los sexólogos avisan que es muy difícil que la persona con más deseo sexual marque la frecuencia de las relaciones sexuales en la relación, ya que significaría marcarle al otro un ritmo que le agobiaría y no estaríamos haciendo otra cosa que forzándole.

• Alcanzar un consenso. Es la clave y, al fin y al cabo, en lo que se basan las relaciones: hay que mostrarse razonables y ser capaces de alcanzar un acuerdo. Aunque también es cierto que cuando uno intenta adaptarse al miembro de la pareja con menos deseo se corre el riesgo de que el otro –quien demanda más sexo- se quede con las ganas. Entonces no queda más remedio que ponerse en su lugar y tratar de acercar posiciones para que el otro también se sienta satisfecho. Pero, ¿cómo?

• Calmarse con el auto-erotismo. En terapia de pareja es lo que se recomienda a las parejas a las que le resulta imposible adaptarse a la demanda del otro. Se les aconseja y enseña que no hay nada de malo en calmar la insatisfacción sexual con el auto-erotismo. Al final todo depende de la importancia que cada uno le de a su sexualidad y como desee vivirla, lo importante es sentirse satisfecho con la propia relación.


Fuente: Mujer de elite

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