jueves, 27 de junio de 2019

Un plato legendario de la cocina, gambas al ajillo

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Llegó el momento de preparar uno de los platos más magníficos y legendarios de la gastronomía española: las gambas al ajillo. Hay platillos que a simple vista parecen complicados de elaborar, quizás sea por la exquisitez de su sabor que intimida o por lo refinado que pudieran parecer sus ingredientes. El caso es que asustan a la hora de imaginar con qué rayos de sofisticada preparación se logra su pronunciado gusto tan característico. Un buen ejemplo son, precisamente, gambas al ajillo, un plato que parece reservado solo a la sapiencia de chefs, pero que en realidad es tan pero tan sencillo como hacer limonada.
Aprendamos cómo se hacen las gambas al ajillo. Ya verás que fáciles son de preparar.
 Tipo de receta Mariscos
 Tipo de cocina Española
 Keyword Receta tradicional
 Tiempo de preparación 5 minutos
 Tiempo de cocción 15 minutos
 Tiempo total 20 minutos
 Porciones 2
 Calorías 480 kcal
 Autor Adriana Arias Simonovis

Ingredientes:


  • 450 gramos de gambas peladas.
  • 5 ajos grandes.
  • 1 guindilla . opcional
  • 100 ml de aceite de oliva.
  • 50 ml de vino blanco.
  • Perejil fresco.
  • Sal

Preparación:


  1. Primero lo primero. ¿Qué tipo de gambas tienes? Si son frescas y enteras debes retirar cabeza, cola y patas, luego pelarlas y después extraerles el hilo negro fino que tienen en su parte inferior, ¡son los intestinos! Finalmente, lava con brevedad en un poco de agua. Si en cambio tienes gambas peladas, solo tendrás que lavarlas y listo. Mientras las dejas reposar en un escurridor, prepara el ajillo.
  2. Corta los ajos en láminas no muy finas, ni muy pequeñas. Rehógalas sobre el aceite bien caliente hasta que comiencen a dorarse ligeramente. Cuidado con, ugh, quemar las láminas, esto le daría un sabor amargo no deseado a este precioso platillo. Ah, y si te gusta el picante, opta por rehogar el ajo con una guindilla picada en trozos medianos también.
  3. Cuando veas los primeros indicios de dore en el ajo, tómalo como la señal esperada de que debes incorporar las gambas. Dóralas con entusiasmo en este aceite. Disfruta tanto como puedas este momento de aroma embelesante, porque solo deberá durar cinco minutos. No más. Si cocinas de más, endurecerás la tierna carne de las gambas.
  4. Añade una pizca de sal, revuelve, y enseguida derrama el vino sobre tus gambas ya teñidas en ajillo. Deja cocer a fuego alto un par de minutos más para que se evapore el alcohol.
  5. El toque final se lo das esparciendo un poco de perejil fresco sobre las gambas.
  6. Si se te antoja, también puedes agregarles un pellizco de pimienta. Revuelve bien y pásalas bien calientes, si es posible hirviendo, a una cazuela de barro. Pero, bah, si no tienes cazuela de barro no pasa nada, lo importante es que las sirvas bien calientes 

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